Obesidad infantil afecta funciones cerebrales y desarrollo cognitivo: estudio de la UNAM
La Facultad de Psicología de la UNAM investiga cómo el sobrepeso y la obesidad influyen en el funcionamiento cerebral de niñas y niños. Resultados preliminares muestran que quienes presentan estos padecimientos tienen más dificultades para regular sus emociones, retraso en la sensación de gratificación, menor flexibilidad cognitiva, bajo control de la inhibición y decisiones emocionales desfavorables. También se detectaron problemas en la cognición social, como menor capacidad para interpretar emociones o comprender la perspectiva de otros.
El estudio se desarrolla en el Laboratorio de Neuropsicología y Cognición con la participación de 73 menores de entre siete y 12 años, divididos en tres grupos: obesidad, sobrepeso y peso normal. Las pruebas se aplicaron mediante la plataforma EFECS, que evalúa funciones ejecutivas y habilidades sociales. Quienes tenían exceso de peso mostraron peor memoria de trabajo verbal, aunque mejor desempeño en la memoria visual, lo que podría relacionarse con los alimentos que consumen.
Hábitos familiares y contexto social
De los menores con sobrepeso u obesidad, 90.9% reportó tener familiares con adiposidad y 40.9% consideró que ellos mismos tienen exceso de peso. En contraste, solo 35.5% de quienes tienen peso normal indicó contar con familiares con sobrepeso. El 71.4% afirmó realizar alguna actividad física fuera de la escuela.
La investigación resalta que el cerebro infantil atraviesa etapas críticas de desarrollo, como entre los tres y cinco años, y de los 13 a los 26 años, cuando la corteza prefrontal —zona que regula funciones de alto orden como el control de impulsos, la planificación y el juicio— madura de forma progresiva. Alteraciones en este proceso pueden afectar la capacidad de autorregulación y la toma de decisiones.
La Organización Mundial de la Salud define sobrepeso y obesidad como acumulación excesiva de grasa para la edad, sexo y estatura. Calcula que en el mundo hay 37 millones de menores de tres a cinco años con sobrepeso; 390 millones de cinco a 19 años con sobrepeso, y 160 millones con obesidad.
En personas adultas, se ha observado que el exceso de peso afecta los circuitos cerebrales relacionados con la recompensa, la motivación, la memoria y la inhibición de conductas, lo que dificulta frenar el impulso de buscar y consumir alimentos.
En México, datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2020-2022 revelan que más de la mitad de los preescolares consume botanas, dulces y postres; 45% ingiere cereales y dulces, y 83% bebidas endulzadas, porcentaje que sube a 95% en menores de primaria. Esto coincide con patrones familiares detectados en un estudio de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que halló que 69.3% de las madres presentaba sobrepeso u obesidad y 27.9% de sus hijos padecía lo mismo; además, 13.8% de ellas y 8.3% de los menores mostraron conductas asociadas a adicción a la comida.
Los especialistas destacan que estos resultados deben considerarse una alerta para prevenir y atender la obesidad infantil, ya que sus consecuencias van más allá de la salud física e impactan directamente el desarrollo cognitivo y socioemocional de la niñez.