CURP biométrica genera opiniones divididas y preocupación sobre el manejo de datos personales
El proyecto del Gobierno federal para implementar una nueva CURP con datos biométricos ha generado una fuerte división de opiniones entre la población mexicana. De acuerdo con una encuesta nacional realizada por El Financiero, el 49 % de los consultados se manifestó en contra de incorporar información biométrica a la Clave Única de Registro de Población, mientras que un 48 % expresó estar a favor. El tema ha provocado un debate público que refleja preocupaciones tanto sobre la seguridad de los datos personales como sobre el posible reemplazo de la credencial del INE como identificación principal.
El gobierno ha anunciado que durante el segundo semestre de este año se iniciará el proceso de registro biométrico para que la CURP se convierta en el documento oficial de identificación para los ciudadanos. Esto implica que, en el futuro, la CURP biométrica podría sustituir a la credencial del Instituto Nacional Electoral (INE) en varios trámites administrativos, lo que ha generado inquietud en diversos sectores de la sociedad.
Uno de los puntos más polémicos del proyecto es la recopilación y resguardo de datos biométricos —como huellas digitales, reconocimiento facial e iris— por parte del gobierno. Al ser consultadas sobre el nivel de confianza que les genera esta medida, las respuestas se partieron por igual: el 49 % dijo tener “mucha” o “algo” de confianza en que las autoridades manejarán adecuadamente estos datos, mientras que otro 49 % respondió tener “poca” o “nada” de confianza.
La encuesta también revela que la ciudadanía no está dispuesta a aceptar fácilmente que se desplace a la credencial del INE como documento de identificación oficial. Solo el 34 % se mostró de acuerdo con que la credencial electoral deje de utilizarse como identificación principal en algunos trámites, mientras que un abrumador 63 % se manifestó en contra de esa posibilidad. Esto refleja un fuerte apego institucional a la credencial del INE, probablemente por su larga historia como documento de identidad confiable y por su papel central en los procesos democráticos del país.
La metodología del sondeo incluyó entrevistas telefónicas a 500 personas adultas entre el 10 y el 14 de julio de 2025, con representatividad nacional y una muestra probabilística de teléfonos residenciales y celulares en las 32 entidades del país. El estudio tiene un nivel de confianza del 95 % y un margen de error de ±4.4 puntos porcentuales.
El resultado de la encuesta pone en evidencia una sociedad dividida frente a un cambio importante en la forma de identificación ciudadana. Mientras una parte de la población parece estar abierta a modernizar los sistemas de identificación y migrar hacia esquemas digitales más avanzados, otra parte teme las implicaciones en materia de privacidad, vigilancia y concentración de datos sensibles en manos del Estado.
Aunque aún no se han dado a conocer todos los detalles técnicos ni el marco legal que acompañará a la nueva CURP biométrica, es claro que el proyecto enfrenta una fuerte resistencia social. Será fundamental que las autoridades expliquen con claridad cómo se protegerán los datos personales, qué mecanismos de supervisión existirán y qué papel jugará el INE en este nuevo esquema. Solo con transparencia, garantías jurídicas y una comunicación efectiva se podrá generar la confianza necesaria para avanzar en una reforma de esta magnitud.