Un oso desató el caos en un aeropuerto de Japón y desató alarma nacional por la ola de ataques

El aeropuerto de Hanamaki, en la prefectura de Iwate, tuvo que suspender operaciones durante hora y media luego de que un cachorro de oso irrumpiera en la pista mientras un avión aterrizaba. El animal fue captado por una cámara de seguridad corriendo entre la pista y los matorrales, lo que obligó a cerrar el aeropuerto y retrasar dos vuelos con destino a Osaka y Fukuoka.

Las autoridades desplegaron un operativo con policía y personal del aeropuerto para capturar al oso, pero no lograron hallarlo en el momento. Más tarde, otro ejemplar fue visto en una carretera cercana y fue capturado, aunque se desconoce si se trata del mismo animal. “Es la primera vez que confirmamos la entrada de un oso en el recinto, fue impactante”, declaró Kaneno Shigeo, subdirector del aeropuerto.

El incidente ocurre en medio de una creciente ola de ataques de osos en Japón que ha puesto en alerta a las autoridades. En los últimos meses, el país enfrenta una situación sin precedentes: más de 100 ataques y 12 muertes atribuidas a osos, según el Ministerio de Medio Ambiente.

Tensión en las zonas rurales

La prefectura de Akita, en el norte del país, es la más afectada. Allí se han registrado más de 50 ataques desde mayo, varios de ellos mortales. Los osos han sido vistos cerca de escuelas, estaciones de tren y hasta en balnearios. En respuesta, el gobierno local pidió ayuda al Ejército, que comenzó a colocar trampas y colaborar con cazadores para reducir los ataques.

El gobernador de Akita, Kenta Suzuki, reconoció que la situación se ha vuelto insostenible. “El agotamiento en el terreno está llegando a su límite”, dijo al anunciar el despliegue de tropas. Los soldados no usarán armas de fuego, pero ayudarán a instalar jaulas y trasladar a los animales capturados.

Los expertos atribuyen el aumento de encuentros entre humanos y osos a la escasez de alimento en los bosques, provocada por veranos más cálidos y la deforestación. Esto empuja a los osos negros japoneses y a los pardos de Hokkaido —que pueden alcanzar los 400 kilos— a buscar comida cerca de las zonas habitadas.

“Antes los osos huían al oír ruido; ahora se acercan sin miedo. Son animales realmente aterradores”, explicó Yasuhiro Kitakata, encargado del departamento de fauna de Kazuno, una de las localidades más golpeadas.

Las autoridades han pedido a la población evitar los bosques, cerrar bien los contenedores de basura y no salir después del anochecer. Pero los ataques continúan. Mientras tanto, el episodio en Hanamaki refleja hasta qué punto la convivencia entre humanos y fauna salvaje se ha vuelto un desafío urgente para Japón.

Compartir
No Comments

Leave A Comment