Trump con mano dura en tema migratorio, más de 4 mil personas expulsadas en una semana
En su primera semana como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha dejado claro que su postura hacia los migrantes será inflexible. Según informó Claudia Sheinbaum, 4 mil 94 personas, en su mayoría mexicanas, fueron deportadas desde Estados Unidos a través de México. Esta cifra marca el inicio de una política migratoria que promete ser aún más agresiva en los próximos meses.
A pesar de la contundencia de estas acciones, la mandataria mexicana minimizó el impacto, señalando que “no representa un incremento sustantivo” en comparación con deportaciones en administraciones previas. Sin embargo, las medidas de Trump ya están generando tensiones diplomáticas en la región, especialmente con los países de Centroamérica, que también se ven afectados por estas expulsiones masivas.
Sheinbaum detalló que su gobierno ha iniciado conversaciones con la administración estadounidense, incluyendo una llamada entre el secretario de Estado, Marco Rubio, y el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente. También se han realizado reuniones entre la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) y el Instituto Nacional de Migración de México, aunque el nivel de coordinación aún es limitado.
Mientras tanto, Trump parece decidido a cumplir sus promesas de campaña sin importar las repercusiones humanitarias o diplomáticas. Sus acciones migratorias ya han alimentado especulaciones sobre un endurecimiento aún mayor en las próximas semanas, lo que podría incluir medidas más severas contra comunidades migrantes y la aceleración de deportaciones masivas.
Esta política de “mano dura” no solo amenaza con desestabilizar las relaciones bilaterales, sino que también plantea un grave desafío para los derechos humanos. Los países afectados, incluidos México y varias naciones centroamericanas, enfrentan una crisis migratoria que se agudiza por la falta de cooperación y empatía de la administración Trump.
Mientras tanto, Sheinbaum insistió en que el diálogo es clave para mantener una relación estable con Estados Unidos, pero las primeras semanas del nuevo gobierno norteamericano sugieren que esta estabilidad podría estar en peligro. La pregunta ahora es si Trump está dispuesto a considerar el costo humano de sus políticas o si continuará priorizando su retórica nacionalista a cualquier precio.