EU declara la guerra a los cárteles, pero dice descartar el invadir México: ¿una amenaza vacía?

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, desechó la posibilidad de una incursión militar en México tras la designación de seis cárteles como organizaciones terroristas extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés). Sin embargo, la retórica de Washington suena cada vez más beligerante: mientras Rubio promete compartir información con el gobierno mexicano, el consejero de Seguridad Nacional de Donald Trump, Mike Waltz, amenaza con “abrir las puertas del infierno” contra los cárteles.

Rubio afirmó que la designación de los cárteles como FTO otorga nuevas herramientas para perseguirlos utilizando agencias como el FBI, la DEA, el ICE y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Al ser cuestionado sobre el posible uso de la fuerza militar, dejó la puerta entreabierta: “Depende de dónde se encuentren. En México preferimos trabajar con nuestros socios, pero si representan una amenaza inminente o cruzan nuestras fronteras, entonces nos dan herramientas para perseguirlos”.

Amenazas a medias y presión diplomática

Mientras Rubio intenta suavizar el tono, Waltz elevó la agresividad del discurso al declarar: “Vamos a abrir las puertas del infierno contra los cárteles. Basta ya. Estamos garantizando la seguridad de nuestra frontera y las agrupaciones criminales están sobre aviso”. Sus palabras resonaron en la CPAC, la cumbre ultraconservadora que se realizó cerca de Washington, donde la lógica de la guerra contra los cárteles se impuso entre los asistentes.

Estados Unidos también busca estrangular financieramente a los cárteles. Rubio explicó que la designación FTO impide cualquier relación comercial con estos grupos, lo que dificulta operaciones bancarias, alquileres y negocios. “Desde el lavado de dinero hasta el alquiler de almacenes en EE.UU., queremos cortar todos sus nexos financieros”, aseguró.

Hipocresía y doble discurso: la sombra del fentanilo

A pesar de la retórica de guerra, Washington sigue sin tomar medidas contra el verdadero epicentro del problema: el consumo masivo de drogas en su territorio. Aunque la administración de Trump ha declarado la guerra a los cárteles por la crisis del fentanilo, omite que la demanda proviene de su propio país y que los precursores químicos llegan desde China sin que EE.UU. haga mucho al respecto.

La lista negra de Washington incluye a seis cárteles mexicanos: el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Cárteles Unidos, el Cártel del Noreste, el Cártel del Golfo y La Nueva Familia Michoacana. Además, sumaron a la MS-13 y al Tren de Aragua, organizaciones criminales de El Salvador y Venezuela, respectivamente.

La pregunta clave es: ¿iniciativa real o teatro político? Sin una invasión militar a México, pero con un lenguaje de guerra, Estados Unidos juega con fuego en la diplomacia y en la seguridad regional. La historia ha demostrado que la “guerra contra el narco” solo ha dejado más violencia, y esta vez no parece que sea diferente.

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