España quiere su propio símbolo monumental: proponen construir un toro gigante de 300 metros
España busca crear un nuevo ícono turístico que compita con la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad: un toro gigante de 300 metros de altura. El proyecto, impulsado por la Academia Española de Tauromaquia y la Academia Española de la Radio, pretende representar la fuerza y la identidad del país a través de su símbolo más reconocible.
“El Toro de España”, como se ha bautizado la iniciativa, tendría miradores en los cuernos, espacios comerciales en la base y una estructura visible desde kilómetros de distancia. Su construcción sería financiada por empresas privadas, aunque el terreno debe ser donado por algún municipio. Varios ya se han mostrado interesados, desde Ciudad Rodrigo y Toro hasta Burgos, Benavente y Ledesma.
El objetivo, explican sus impulsores, es dotar a España de un emblema arquitectónico que atraiga visitantes de todo el mundo y se convierta en referente cultural y económico. “España no tiene un gran icono material que la represente. Entonces, ¿qué mejor que el toro?”, señaló Jorge Álvarez, presidente de la Academia Española de la Radio.
Sin embargo, el proyecto ha despertado intensos debates. Mientras algunos lo ven como una oportunidad de desarrollo turístico, otros lo consideran una provocación. Grupos animalistas como ProAnBur critican la idea de glorificar un símbolo ligado a la tauromaquia, una práctica cada vez más rechazada dentro y fuera del país. “Buscan disfrazar de arte algo que está muy lejos de serlo”, señaló Judith Sánchez, portavoz de la organización.
También hay cuestionamientos políticos y técnicos. Cristina Ayala, alcaldesa de Burgos, opinó que las dimensiones del monumento son “demasiado grandes”, mientras Daniel de la Rosa, líder del PSOE, calificó la propuesta de “disparatada”. Aun así, la Academia Española de Tauromaquia continúa evaluando las ofertas y la viabilidad del proyecto, que requeriría un terreno de al menos 650 metros de largo.
Los promotores aseguran que el toro podría convertirse en el gran reclamo del turismo español. Argumentan que Francia tiene su Torre Eiffel, Estados Unidos su Estatua de la Libertad, y que España —segundo destino turístico mundial con más de 85 millones de visitantes anuales— necesita un monumento icónico que consolide su liderazgo.
La propuesta plantea una pregunta de fondo: ¿puede un símbolo tan controvertido representar a toda una nación? Mientras unos imaginan al “Toro de España” como un emblema de orgullo y modernidad, otros temen que termine siendo una enorme sombra sobre un debate que el país aún no resuelve del todo: el lugar que ocupa la tauromaquia en su identidad cultural.