Creyó que había un oso, pero era el Nobel: la increíble historia de Fred Ramsdell

Fred Ramsdell, inmunólogo estadounidense reconocido por sus investigaciones sobre las células T, vivió una escena digna de una película cuando se enteró de que había ganado el Premio Nobel de Medicina 2025. El científico se encontraba en una expedición por las montañas del oeste de Estados Unidos, sin señal ni conexión con el mundo, cuando su esposa, Laura O’Neill, rompió el silencio del bosque con un grito que primero pareció de alarma —por miedo a un oso—, pero resultó ser de alegría.

Durante una travesía de tres semanas por Idaho, Wyoming y Montana, Ramsdell y su esposa permanecían desconectados, con el teléfono en modo avión. Cuando O’Neill lo encendió, comenzaron a llegar decenas de mensajes de felicitación. El susto inicial se transformó en una emoción desbordante. Thomas Perlmann, secretario del Comité Nobel, relató que “Fred pensó que había un oso cerca, pero en realidad lo que se acercaba era su Nobel”.

El investigador no se enteró del anuncio oficial, realizado en Estocolmo horas antes, porque el comité no pudo comunicarse con él. Jeffrey Bluestone, colega suyo en el laboratorio Sonoma Biotherapeutics de San Francisco, confirmó que “estaba totalmente fuera del mapa, probablemente de mochilero”.

Ramsdell comparte el Nobel con Mary Brunkow, del Institute for Systems Biology de Seattle, y Shimon Sakaguchi, de la Universidad de Osaka, por sus aportes a la comprensión de las células T, piezas fundamentales del sistema inmunitario. Estas células son las encargadas de identificar y eliminar las células infectadas o cancerosas, y su estudio ha permitido desarrollar tratamientos innovadores contra enfermedades autoinmunes y ciertos tipos de cáncer.

El comité destacó que su trabajo sentó las bases para nuevas terapias inmunológicas y profundizó en la comprensión de cómo el cuerpo distingue entre lo propio y lo ajeno. Los tres científicos recibirán 11 millones de coronas suecas, equivalentes a un millón de dólares, como reconocimiento a su investigación.

No es la primera vez que el Comité Nobel tiene problemas para localizar a sus galardonados. En 2020, los economistas Bob Wilson y Paul Milgrom no respondieron las llamadas, y uno tuvo que ir a avisarle al otro en persona. En 2016, Bob Dylan tardó días en reconocer su premio de Literatura. Ramsdell, ahora parte de esa lista de historias singulares, recibió la noticia más importante de su vida rodeado de montañas, lejos del ruido del mundo.

“Jamás imaginé algo así”, dijo después desde un hotel en Montana. “Desconectarme de todo fue la mejor decisión, aunque no esperaba que la ciencia me encontrara allá arriba”.

Compartir
No Comments

Leave A Comment