Albania nombra a una ministra de inteligencia artificial para combatir la corrupción
Albania acaba de dar un salto histórico: nombró a Diella, una inteligencia artificial, como ministra encargada de vigilar las contrataciones públicas y enfrentar el cáncer de la corrupción. Nunca antes un país europeo había colocado a un ente digital en un puesto de gabinete.
El anuncio fue hecho por el primer ministro Edi Rama, al inicio de su cuarto mandato. Explicó que Diella significa Sol en albanés y que su misión es iluminar los rincones oscuros donde por décadas se han escondido sobornos, fraudes y favores políticos.
Diella no es un fantasma digital improvisado: desde enero ya operaba en el portal estatal e-Albania, ayudando a los ciudadanos a realizar trámites en línea mediante comandos de voz. Ahora, en su nueva función, tendrá acceso a todas las licitaciones públicas, analizará datos en tiempo real y recomendará adjudicaciones libres de presiones humanas. Rama lo resumió así: “Queremos un país donde los concursos públicos sean 100% libres de corrupción”.
El sistema busca cortar de raíz un problema crónico. En Albania, los contratos estatales han sido terreno fértil para mafias internacionales, lavado de dinero y redes de tráfico. Transferir estas decisiones a una inteligencia artificial significa arrebatarles a los ministerios un espacio históricamente vulnerable y entregarlo a un algoritmo entrenado para detectar anomalías y evaluar con imparcialidad.
La medida despertó entusiasmo y dudas. Medios locales la celebraron como “una transformación radical en la forma de gobernar”, mientras críticos advirtieron que incluso un sistema digital podría ser manipulado por quienes controlan la infraestructura que lo sostiene. En redes sociales circuló la broma amarga: “En Albania, hasta Diella terminará corrompida”.
Pese a ello, la apuesta es clara: usar la tecnología no solo como herramienta, sino como actor político activo. Con Diella, Albania busca escribir un capítulo que podría marcar el inicio de una nueva era en la relación entre poder, ciudadanía y algoritmos.