Tortilla mexicana rumbo a Suecia: estudiantes buscan conquistar el Nobel Juvenil del Agua

Pablo Olivares y Máximo Estrella, dos jóvenes del Centro de Enseñanza Técnica Industrial (CETI) en Jalisco, están a punto de llevar un pedazo de México a un escenario mundial. Su destino: el Stockholm Junior Water Prize 2025, en Suecia, considerado el Nobel Juvenil del Agua. Su misión: demostrar que la tradición de la tortilla puede ser también una revolución ambiental.

Todo comenzó con un problema común en tortillerías de todo el país: el nejayote, un líquido residual de la nixtamalización que suele desperdiciarse y contaminar. Ellos crearon un sistema capaz de darle una segunda vida al agua usada en la cocción del maíz, ahorrando hasta un 50% del consumo en cada negocio, sin usar electricidad y con una inversión mínima. En 90 minutos, su dispositivo limpia el agua mediante sedimentación mecánica y la deja lista para reutilizarla tres veces, mientras los sólidos recuperados se suman de nuevo a la masa, enriqueciendo la tortilla con calcio, fibra y proteína.

El impacto es contundente: una tortillería podría ahorrar unos 10 mil litros de agua al año y dejar de enviar residuos al drenaje. Además, proponen un distintivo ambiental que premie a los negocios que adopten la tecnología, impulsando prácticas sostenibles en un alimento que forma parte de la identidad y el día a día de millones de mexicanos.

Su idea fue seleccionada de entre 482 proyectos en el Premio Nacional Juvenil del Agua 2025, organizado por la Embajada de Suecia en México, la Red del Agua UNAM y el Centro Regional de Seguridad Hídrica de la UNESCO. El reconocimiento les abrió la puerta a representar a México frente a 36 países en Estocolmo el próximo 26 de agosto.

Si ganan, no solo pondrán en alto el nombre del país, también demostrarán que la innovación puede surgir de un comal, un puñado de maíz y la voluntad de cuidar el agua. Una tortilla bien hecha alimenta, pero una tortilla sustentable podría inspirar al mundo.

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