Ruth Lemay, la mujer de 100 años que sigue yendo al gimnasio y revela su fórmula para vivir bien
A sus 100 años, Ruth Lemay no solo desafía las estadísticas: tres veces por semana acude al gimnasio, pedalea una hora en bicicleta fija y camina más de un kilómetro en una pista cubierta. Vive en Virginia Beach, Estados Unidos, con su hija Annette Parker, de 78 años, y conserva una autonomía que sorprende a médicos y entrenadores. Su caso se volvió viral tras difundirse un video donde aparece ejercitándose con una sonrisa, recordando que “caminar siempre me ha hecho sentir mejor”.
Ruth nació en 1925 y trabajó como modelo en su juventud. Durante décadas cultivó una rutina constante de ejercicio y alimentación sana, aunque sin renunciar a pequeños placeres. En su casa realiza estiramientos, levanta pesas ligeras y practica elevaciones de rodillas. Los días de gimnasio combina bicicleta con caminatas. Hasta los 98 años aún conducía su auto, y aunque una cirugía cardíaca marcó un momento difícil, hoy goza de una salud envidiable.
Su dieta, supervisada por su hija, incluye yogur sin grasa, avena con plátano, nueces y leche para el desayuno. Prefiere proteínas magras como pollo, pavo o pescado, y acompaña cada plato con verduras frescas y frutas como uvas rojas y arándanos. No consume alcohol ni tabaco y usa poca sal. Cada viernes, sin embargo, mantiene un ritual inquebrantable: dos hot dogs con chili, mostaza y cebolla después de salir de la peluquería, su “premio” semanal.
Ruth asegura que la longevidad no se explica por magia ni genética. Su madre murió a los 65 años y su padre a los 74. “Nunca pensé en vivir tanto, solo en sentirme bien”, comenta. Para ella, mantenerse activa, comer con equilibrio y mantener relaciones sociales son las verdaderas claves. Su hija confirma que la rutina física y la vida social constante —reuniones, cumpleaños, visitas con amigos— son parte esencial de su bienestar.
La Organización Mundial de la Salud coincide en que el ejercicio regular, una dieta saludable y los vínculos sociales ayudan a reducir enfermedades crónicas y a preservar la movilidad en la vejez. Casos como el de Ruth Lemay ilustran cómo la disciplina y la alegría de vivir pueden prolongar la salud más allá del siglo.
Hoy, mientras el video de esta mujer acumula millones de reproducciones en redes, su historia no solo inspira admiración: recuerda que la vejez también puede ser una etapa de plenitud si se cultiva el cuerpo, la mente y la compañía.