Ali-Foreman: 50 años del brutal ‘Rumble in the Jungle’

  • El 30 de octubre de 1974, el dictador Mobutu Sese Seko, con 10 millones de dólares, llevó el Mundial a Kinsasa… y Ali volvió a ser campeón.

 

El Zaire ya no es Zaire, sino la República Democrática del Congo. Muhammad Ali dejó este mundo en 2016, pero su nombre aún provoca escalofríos a la vez que reverencias. Y George Foreman es un simpático señor de 75 años que anuncia con una sonrisa los grills de su marca. Sin embargo, el estallido en la jungla que provocaron un 30 de octubre de 1974, hace hoy cincuenta años, cuando Ali recuperó el título de campeón mundial del peso pesado, aún resuena. El Rumble in the Jungle. Una batalla en el Estadio 20 de Mayo que el avispado promotor de pelo eléctrico Don King consiguió montar en medio de África merced a los 10 millones de dólares que puso sobre la mesa el sangriento dictador Mobutu Sese Seko. “Los países van a la guerra para poner su nombre en el mapa, y una guerra cuesta más de diez millones de dólares”, ironizó El Más Grande.

 

Quien no haya oído hablar de este combate debe buscar When we were kings (Cuando éramos reyes), el oscarizado documental de Leon Gats en el que se ve a Ali corriendo por las calles y rimando sus bravatas mientras los niños le jalean: “¡Ali boma ye!” (¡Ali, mátalo!) en lingala. El hombre que renunció a su nombre de Cassius Clay (“de esclavos”) para enrolarse en la Nación del Islam y decir no a la Guerra de Vietnam (“Ningún vietcong me ha llamado negro”) por lo que le fue retirada la licencia y perdió su cinturón de campeón mundial.

 

Ali, una vez purgado el castigo entre 1967 y 1970, venía de perder contra Joe Frazier en el Garden de Nueva York en el llamado Combate del siglo. Su récord era de 42-2 entonces. La bestia Foreman (40-0) asombraba al mundo. “Tenía una potencia descomunal en su pegada, tumbó a Frazier unas siete veces y a Norton le destrozó en dos asaltos. Era pasmoso”, le describió Norman Mailer, que como todas las grandes plumas de la época viajó a Kinsasa y luego contó la aventura en The Fight (El Combate). Toda una odisea, pues la lucha se retrasó seis semanas cuando ya estaban allí por un corte que el campeón sufrió haciendo sparring.

 

La expedición viajó en un avión con pilotos y tripulación negra. “Será la primera asamblea entre los negros de América y los africanos”, advertía Ali. James Brown y BB King amenizaron los prolegómenos de un combate que comenzó a las 04:30 de la madrugada (prime time en EE UU). La grada era de Ali. Foreman había llegado al Zaire con un pastor alemán… el perro que utilizaron los colonos belgas para aterrorizar a los locales. Otro error.

 

 

Y entonces, llegó el famoso Rope a dope (Engaño en las cuerdas). Angelo Dundee, preparador de Ali, había rebajado la tensión del ensogado para que su discípulo, que había dejado que su sparring Larry Holmes le cosiera el cuerpo a golpes durante la preparación, se aculara contra las cuerdas para recibir los bombazos de Foreman. La táctica, que parecía suicida, era dejar que el texano (llevaba más de tres años sin irse a más de cinco asaltos) se desfondara. Foreman había creído que Ali bailaría y, sin embargo, era una roca inmóvil… Y llegó el octavo asalto. Y Ali salió de las cuerdas. Y conectó un gancho de izquierda. Y una derecha mortal que cerró la pelea con Big Foreman en el tapiz. “El golpe que encerraba todo el conocimiento y sabiduría de la carrera de Ali”, sintetizó Mailer. Y la tormenta comenzó a descargar sobre la jungla mientras su rey volvía a coronarse. Muhammad Ali, el inmortal. El elegido.

 

Fuente: as

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