De granja común a leyenda del cine: el secreto de cómo nació Hobbiton, La Comarca
En las colinas verdes de Waikato, Nueva Zelanda, una granja cualquiera se transformó en uno de los escenarios más emblemáticos del cine moderno. Allí nació Hobbiton, la aldea que dio vida a La Comarca y que, con los años, pasó de ser un set de filmación a un destino turístico global. Su construcción fue una empresa colosal: más de 400 trabajadores dedicaron nueve meses a levantar un pueblo entero con un nivel de detalle que hoy sigue sorprendiendo.
La construcción de un mundo desde cero
La historia comenzó en 1998, cuando Peter Jackson recorrió la granja de la familia Alexander. Al ver las colinas suaves y el paisaje casi irreal, supo que había encontrado el hogar perfecto para los hobbits. El equipo de diseño coincidió: parecía un lugar donde los personajes de Tolkien ya hubieran empezado a excavar sus casas.
La obra inició en marzo de 1999. Más de 70 diseñadores y artesanos participaron en la creación de 37 viviendas, jardines, un molino, un puente de doble arco y un roble artificial de 26 toneladas. Para llegar al sitio, el Ejército neozelandés construyó un camino de 1.5 kilómetros y habilitó sistemas de agua y alcantarillado que permitieran trabajar a cientos de personas durante jornadas completas.
Nada fue improvisado. Se produjeron telas artesanales, cerámica, vidrio y hasta cubiertos exclusivos para la casa de Bilbo. Cada pieza fue creada a mano. Ese enfoque dio a Hobbiton una autenticidad que contrasta con la era actual del CGI y que lo convirtió en el set más grande jamás construido para una película, con una extensión de 5.5 hectáreas.
El legado que no se desmontó
El plan original era desmontar todo después del rodaje. De hecho, el equipo alcanzó a destruir 19 casas, pero las lluvias detuvieron el trabajo. Fue entonces cuando la familia Alexander pidió conservar lo que quedaba y transformarlo en una atracción turística. Aún de pie permanecían 18 viviendas, suficientes para despertar el interés de fans y curiosos.
Con el regreso del equipo para filmar El Hobbit, el pueblo recibió una restauración completa. Las antiguas estructuras temporales se reforzaron y se añadieron nuevas: 44 casas hobbit, huertos, kilómetros de setos y un árbol monumental de 35 toneladas. Esta vez, todo se construyó para durar.
Hoy, Hobbiton se mantiene como un lugar vivo, un ejemplo del poder de la artesanía cinematográfica en un tiempo dominado por pantallas verdes. Para México, donde muchos fans de Tolkien han seguido estas historias desde generaciones, la aldea representa una invitación a mirar cómo la imaginación puede levantar mundos enteros cuando se mezcla con el trabajo paciente y la sensibilidad artística.
