El ajolote y el secreto de la regeneración: el hallazgo de Harvard que puede transformar la medicina

Un equipo de la Universidad de Harvard logró descifrar cómo el ajolote, ese anfibio endémico de México, logra regenerar por completo sus extremidades, parte del corazón e incluso secciones de su cerebro. El descubrimiento, publicado en la revista Cell, demuestra que el animal activa una respuesta corporal general, no solo localizada, que prepara todos sus tejidos para reconstruirse con rapidez tras una lesión.

La clave está en la adrenalina

El estudio, encabezado por la bióloga regenerativa Jessica Whited, reveló que cuando un ajolote pierde una extremidad, su sistema nervioso simpático libera adrenalina, la hormona del estrés, que pone en marcha células madre en todo el cuerpo. Este proceso genera una especie de “estado de alerta” celular que permite una regeneración más veloz y completa.

Los investigadores observaron que la pérdida de una pata o cola no solo activa las células del área afectada, sino también las de otras zonas, como si el organismo entero se preparara para curarse. “El ajolote desarrolla una memoria temporal de la herida, que le permite regenerar más rápido si vuelve a lesionarse”, explicó Whited. Esa activación sistémica, sin embargo, se desvanece al cabo de algunas semanas debido al alto gasto de energía que representa.

El hallazgo muestra dos rutas principales en este mecanismo: una señalización alfa-adrenérgica que prepara tejidos distantes y una beta-adrenérgica que impulsa el crecimiento en la zona dañada. Ambas actúan sobre una proteína clave llamada mTOR, responsable del crecimiento y reparación celular.

De los canales de Xochimilco al futuro de la medicina

El ajolote, originario del Valle de México y símbolo de la resistencia biológica, vuelve a situarse en el centro de la ciencia mundial. Su capacidad de regenerar órganos completos lo convierte en el modelo ideal para comprender lo que los humanos perdimos en la evolución.

El trabajo de Harvard abre una puerta inédita: entender cómo la adrenalina y las señales del sistema nervioso podrían utilizarse para mejorar la regeneración de tejidos en humanos. Si se logra reproducir parte de ese proceso en mamíferos, sería posible acelerar la curación de heridas graves o incluso recuperar funciones perdidas tras una amputación o un infarto.

Aunque los científicos aclaran que los humanos no pueden regenerar extremidades como el ajolote, confían en que algunos de los mecanismos descubiertos podrían aprovecharse para activar rutas celulares similares. “Tenemos los mismos componentes biológicos; solo necesitamos aprender a usarlos de la manera correcta”, concluye Whited.

El estudio también renueva el interés por conservar al ajolote, hoy en peligro crítico de extinción. Su desaparición significaría perder no solo una especie única del ecosistema mexicano, sino también una de las claves más prometedoras para el futuro de la medicina regenerativa.

Compartir
No Comments

Leave A Comment