Más de 700 mil mexicanos entregaron su iris por bitcoins y hoy nadie protege sus datos
En octubre de 2024, largas filas se formaron en plazas comerciales de Iztapalapa. La propuesta parecía irresistible: mil pesos a cambio de un escaneo del iris y una fotografía del rostro frente a una esfera metálica llamada Orb. Así comenzó la expansión de Worldcoin —rebautizado como World—, un proyecto que prometía crear un pasaporte digital global a partir de datos biométricos.
Al principio, la promesa de pagos mensuales en criptomonedas convenció a miles. Pero pronto las cantidades se redujeron: de 800 pesos bajaron a 50, y lo que parecía una oportunidad se volvió una apuesta incierta. Lo más grave es que quienes entregaron su información jamás tuvieron certeza sobre el uso y destino de esos datos.
Vulnerabilidad sin protección legal
Animal Político documentó historias como las de Rebeca y Samantha, dos mujeres de Iztapalapa que aceptaron el trato sin imaginar los riesgos. No son casos aislados: organizaciones civiles han señalado que la mayoría de quienes participaron estaban en situación de vulnerabilidad económica. En Chile, la ONG Amaranta lo definió como un “consentimiento viciado”, pues muchas personas firmaron sin comprender los alcances. Incluso se detectaron casos de menores, algo prohibido por la ley mexicana.
Hasta 2025, la Ley Federal de Protección de Datos Personales reconocía al iris y las huellas digitales como información altamente sensible, con vigilancia del INAI. Pero tras la desaparición de ese organismo, el país se quedó sin una autoridad que sancione abusos ni garantice la seguridad de millones de registros. Santiago Narváez, abogado de R3D, advirtió que hoy no existe una instancia capaz de frenar malas prácticas, lo que abre la puerta a la impunidad. Solo en 2022, el INAI había recaudado más de 60 millones de pesos en multas; sin ese contrapeso, empresas como World operan prácticamente sin vigilancia.
La preocupación va más allá de México. Desde su creación en 2019, Worldcoin ha sido cuestionada en distintos países por la falta de claridad en el manejo de la información. En México, especialistas de la UNAM advierten que los datos biométricos no pueden cambiarse como una contraseña: si se vulneran, el riesgo abarca fraudes financieros, suplantación de identidad e incluso lavado de dinero.
Aunque la empresa asegura proteger la información mediante tecnología criptográfica avanzada, en 2023 se reveló que hackers habían robado credenciales de operadores, mostrando la fragilidad del sistema. En abril de 2024, el INAI inició de oficio una investigación sobre el proyecto, pero tras la disolución del organismo el proceso quedó inconcluso.
700 mil iris en riesgo
Hoy, de acuerdo con Animal Político, más de 700 mil mexicanos ya entregaron su iris y existen 1.3 millones de cuentas activas en la aplicación de World. Para expertos en derechos digitales, no se puede hablar de un consentimiento válido cuando media la necesidad económica y no hay reglas claras que protejan a las personas. Paul Aguilar, de SocialTIC, recuerda que un iris no puede cambiarse ni restablecerse: si la base de datos es comprometida, las consecuencias pueden ser permanentes.
Mientras World insiste en que cumple con los marcos legales de cada país, la realidad es que en México ya no hay autoridad autónoma que supervise. Así, miles de personas aceptaron un trato que comenzó con la promesa de dinero fácil y terminó por poner en juego algo que no tiene precio: su identidad.