México envejece y los niños desaparecen de los hogares: la familia ya no es la misma

Las familias mexicanas están cambiando de manera silenciosa pero profunda. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2024 (ENIGH), realizada por el INEGI, revela que cada vez hay menos niños y más personas mayores en los hogares. El número de menores de 15 años cayó 7.3% en los últimos dos años, mientras que el promedio de adultos mayores aumentó 3.7%. Además, el tamaño de los hogares también se reduce: en 2022 había un promedio de 3.43 integrantes por familia; para 2024 bajó a 3.35, la segunda caída más pronunciada en ocho años.

El número de hijos por familia sigue disminuyendo. En 2016, por cada hogar vivía al menos un menor de 15 años; ahora apenas hay 0.75 en promedio. También ha disminuido el número de personas en edad productiva (15 a 64 años): en 2016 eran 2.38 por hogar, y en 2024 bajaron a 2.26. Por el contrario, los adultos mayores (65 años o más) han crecido de 0.29 a 0.35 por vivienda en ese mismo periodo.

Este envejecimiento se traduce en una nueva realidad social: es más probable que al tocar la puerta de una casa, sea una persona mayor quien la abra. La niñez se va diluyendo en muchas colonias, y la imagen tradicional de familias numerosas con varios hijos es ya cosa del pasado.

La población económicamente activa también va en descenso. En 2016, por cada hogar había 1.74 personas activas laboralmente; en 2024, esa cifra bajó a 1.68. En cambio, el número de personas no activas se ha mantenido estable en 0.92.

La pregunta es inevitable: ¿por qué se tienen menos hijos? Según el Consejo Nacional de Población (Conapo), el 37% de las mujeres en México desea tener máximo dos hijos, el 16% tres, el 12% solo uno y el 7% ha decidido no tener hijos. Las razones son variadas: falta de parejas estables, inseguridad económica, cambio climático, crisis globales y un futuro incierto.

Aunque este fenómeno ocurre también en otros países, como Corea del Sur, donde ya implementan estrategias para atraer población extranjera joven, México debe comenzar a mirar de frente esta transformación demográfica. El relevo generacional ya no está garantizado, y sin él, muchas estructuras sociales, económicas y culturales se verán profundamente alteradas en las próximas décadas.

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