Senado aprueba nueva Ley de la Guardia Nacional bajo control total de la Sedena

El Senado de la República aprobó este martes la nueva legislación que regirá a la Guardia Nacional (GN) como una fuerza armada permanente bajo el mando y control de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que será responsable de su administración, organización y operación. La reforma fue avalada con 75 votos a favor, 34 en contra y sin cambios respecto a la minuta enviada por la Cámara de Diputados, por lo que fue turnada al Ejecutivo para su promulgación.

La iniciativa fue defendida con firmeza por Morena y sus aliados, quienes sostuvieron que la Guardia Nacional ha sido fundamental para contener la violencia e inseguridad en sus seis años de existencia. En contraste, la oposición —integrada por el PAN, PRI y Movimiento Ciudadano— denunció que esta reforma profundiza la militarización del país y abre paso a un Estado autoritario.

Durante el debate, senadores opositores cuestionaron que la GN pueda realizar labores de investigación, participar en asuntos migratorios y que sus integrantes tengan permitido competir por cargos de elección popular, como diputaciones y senadurías, mediante solicitud de licencia.

La nueva ley, derivada de la reforma constitucional publicada el 30 de septiembre de 2024, establece que la Guardia Nacional será una fuerza de seguridad pública permanente y profesional, compuesta principalmente por personal militar con formación policial y bajo el mando operativo y estratégico de la Sedena. Además, contará con personal civil de confianza para tareas técnicas y administrativas.

El mando supremo de la GN corresponderá a la presidenta de la República, mientras que el alto mando recaerá en quien encabece la Sedena. Esta última también asumirá funciones clave como capacitar, equipar, desarrollar y dirigir a la corporación, así como operar y procesar información en materia de seguridad nacional, en coordinación con otros órganos como el Centro Nacional de Inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional.

A partir de ahora, el mando de la GN será ejercido por un General de División en activo, designado por el Ejecutivo federal a propuesta del titular de la Sedena. Esta disposición fue uno de los principales puntos de crítica por parte de la oposición, que acusó que la Guardia Nacional está siendo utilizada para intimidar adversarios, reprimir protestas y vigilar opositores, sin que se haya logrado una disminución real de la violencia.

“La delincuencia organizada sigue imponiendo sus reglas en colonias y comunidades, mientras la Guardia Nacional está siendo usada con fines políticos”, acusó la senadora priista Karla Toledo. Por su parte, el senador panista Enrique Vargas cuestionó la eficacia de la GN: “¿Qué pasó en Culiacán ayer? 16 cuerpos, cuatro en un puente, y la Guardia Nacional está ahí 24 horas. Esto no está funcionando”.

Clemente Castañeda, coordinador de Movimiento Ciudadano, advirtió que la militarización “no contribuye en absoluto a la construcción de la paz”, y presentó reservas para impedir que miembros de la GN puedan competir por cargos de representación popular, sin éxito ante la mayoría oficialista.

En respuesta, legisladores de Morena rechazaron los señalamientos y acusaron a la oposición de incongruencia, recordando que fue en gobiernos anteriores cuando el Ejército fue desplegado sin marco legal. “Hoy el reto es consolidar una fuerza sólida, legal y permanente”, sostuvo el senador Luis Fernando Salazar. Su compañera Nora Ruvalcaba destacó que la GN mantiene un nivel de aprobación del 64% entre la población.

La reforma se da en medio de un panorama de creciente militarización de las tareas de seguridad pública, y marca un nuevo capítulo en la estrategia nacional de seguridad, con el Ejército tomando control definitivo de la corporación creada en 2019.

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